QUIEN CONTROLA MI LENGUA?


Dios ha puesto en nuestra boca la autoridad para desatar vida o para traer muerte, para bendecir o para maldecir; nuestras palabras o edifican o derriban, animan o desalientan. Nuestras palabras se convierten en una profecía; son el camino que la persona traza, sobre el cual tanto ella como su familia tendrán que andar, y si expresa alguna palabra negativa, a través de ella ha trazado la ruta del destino de su familia o de sus generaciones.

Dios nos dio el gran privilegio de cambiar todas las circunstancias adversas en un fértil terreno de bendición a través de nuestras palabras. Con ellas podemos desmontar el tobogán que nos llevaba a las profundidades del infierno y construir la escalera que nos llevará a la gloria eterna.

Salomón dijo: “Te has enlazado en los dichos de tu boca, has quedado preso en lo que tú has dicho con tus labios” (Proverbios 6:2). Conforme a sus palabras acontecerá con su vida.

Algo que muchos no han entendido es la importancia de bendecir; la palabra “bendecir” significa “decir bien”.“Beraca” es un vocablo hebreo que significa “desear el bien a otra persona”. Con nuestras palabras podemos elogiar, halagar y motivar. Esto es más beneficioso que regañar, criticar, avergonzar y maldecir.

Determine desde hoy hablar palabras de bendición, que su lengua declaré constantemente las promesas de Dios para su vida y para las personas que le rodean.

Los 10 Mandamientos

{ por Autor desconocido }




I"No tendrás otros dioses delante de mi".


Jehová, el eterno, el que posee existencia propia, el no creado, el que es la fuente de todo y el que lo sustenta todo, es el único que tiene derecho a la veneración y adoración supremas. Se prohíbe al hombre dar a cualquier otro objeto el primer lugar en sus afectos o en su servicio. Cualquier cosa que nos atraiga y que tienda a disminuir nuestro amor a Dios, o que impida que le rindamos el debido servicio es para nosotros un dios.


II"No harás para ti imagen de escultura, ni figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni de las que hay en las aguas debajo de la tierra. No las adorarás ni rendirás culto".

Este segundo mandamiento prohíbe adorar al verdadero Dios mediante imágenes o figuras. Muchas naciones paganas aseveraban que sus imágenes no eran más que figuras o símbolos mediante los cuales adoraban a la Deidad, pero Dios declaró que tal culto es un pecado. El tratar de representar al Eterno mediante objetos materiales degrada el concepto que el hombre tiene de Dios. La mente, apartada de la infinita perfección de Jehová, es atraída hacia la criatura más bien que hacia el Creador, y el hombre se degrada a sí mismo en la medida en que rebaja su concepto de Dios.

"Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso". La relación estrecha y sagrada de Dios con su pueblo se representa mediante el símbolo del matrimonio. Puesto que la idolatría es adulterio espiritual, el desagrado de Dios bien puede llamarse celos.

"Que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, de aquellos, digo, que me aborrecen". Es inevitable que los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son castigados por la culpa de sus padres, a no ser que participen de los pecados de éstos. Sin embargo, generalmente los hijos siguen los pasos de sus padres. Por la herencia y por el ejemplo, los hijos llegan a ser participantes de los pecados de sus progenitores. Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un legado de padres a hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Esta terrible verdad debiera tener un poder solemne para impedir que los hombres sigan una conducta pecaminosa.

"Y que uso de misericordia hasta millares de generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos". El segundo mandamiento, al prohibir la adoración de falsos dioses, demanda que se adore al Dios verdadero. Y a los que son fieles en servir al Señor se les promete misericordia, no sólo hasta la tercera y cuarta generación, que es el tiempo que su ira amenaza a los que le odian, sino hasta la milésima generación.


III"No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios: porque no dejará el Señor sin castigo al que tomare en vano el nombre del Señor Dios suyo".

Este mandamiento no sólo prohíbe el jurar en falso y las blasfemias tan comunes, sino también el uso del nombre de Dios de una manera frívola o descuidada. sin considerar su tremendo significado. Deshonramos a Dios cuando mencionamos su nombre en la conversación ordinaria, cuando apelamos a él por asuntos triviales, cuando repetimos su nombre con frecuencia y sin reflexión. "Santo y terrible es su nombre" (Sal. 111:9). Todos debieran meditar en su majestad, su pureza, y su santidad, para que el corazón comprenda su exaltado carácter; y su santo nombre se pronuncie con respeto y solemnidad.


IV"Acuérdate de santificar el día de sábado. Los seis días trabajarás, y harás todas tus labores: mas el día séptimo es sábado, o fiesta del Señor Dios tuyo. Ningún trabajo harás en él, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu criado, ni tu criada, ni tus bestias de carga, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas o poblaciones. Por cuanto el Señor en seis días hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y todas las cosas que hay en ellos, y descansó en el día séptimo: por esto bendijo el Señor el día sábado, y le santificó".
Aquí no se presenta el sábado como una institución nueva, sino como establecido en el tiempo de la creación del mundo. Hay que recordar y observar el sábado como monumento de la obra del Creador. Al señalar a Dios como el Hacedor de los cielos y la tierra, el sábado distingue al verdadero Dios de todos los falsos dioses. Todos los que guardan el séptimo día demuestran al hacerlo que son adoradores de Jehová. Así el sábado será la señal del hombre hacia Dios mientras haya en la tierra quien le sirva.

El cuarto mandamiento es, entre todos los diez, el único que contiene tanto el nombre como el título del Legislador. Es el único que establece por autoridad de quién se dio la ley. Así, contiene el sello de Dios, puesto en su ley como prueba de su autenticidad y de su vigencia.

Dios ha dado a los hombres seis días en que trabajar, y requiere que su trabajo sea hecho durante esos seis días laborables. En el sábado pueden hacerse las obras absolutamente necesarias y las de misericordia. A los enfermos y dolientes hay que cuidarlos todos los días, pero se ha de evitar rigurosamente toda labor innecesaria. "Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad" . No acaba ahí la prohibición. "Ni hablando tus palabras", dice el profeta.

Los que durante el sábado hablan de negocios o hacen proyectos, son considerados por Dios como si realmente realizaran transacciones comerciales. Para santificar el sábado, no debiéramos siquiera permitir que nuestros pensamientos se detengan en cosas de carácter mundanal. Y el mandamiento incluye a todos lo que están dentro de nuestras puertas. Los habitantes de la casa deben dejar sus negocios terrenales durante las horas sagradas. Todos debieran estar unidos para honrar a Dios y servirle voluntariamente en su santo día.

V"Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años sobre la tierra que te ha de dar el Señor Dios tuyo".

Se debe a los padres mayor grado de amor y respeto que a ninguna otra persona. Dios mismo, que les impuso la responsabilidad de guiar las almas puestas bajo su cuidado, ordenó que durante los primeros anos de la vida, los padres estén en lugar de Dios respecto a sus hijos. El que desecha la legítima autoridad de sus padres, desecha la autoridad de Dios. El quinto mandamiento no sólo requiere que los hijos sean respetuosos, sumisos y obedientes a sus padres, sino que también los amen y sean tiernos con ellos, que alivien sus cuidados, que escuden su reputación, y que les ayuden y consuelen en su vejez. También encarga sean considerados con los ministros y gobernantes, y con todos aquellos en quienes Dios ha delegado autoridad.

Este es, dice el apóstol, "el primer mandamiento con promesa" (Efes. 6:2). Para Israel, que esperaba entrar pronto en Canaán, esto significaba la promesa de que los obedientes vivirían largos años en aquella buena tierra; pero tiene un significado más amplio, pues incluye a todo el Israel de Dios, y promete la vida eterna sobre la tierra, cuando ésta sea librada de la maldición del pecado.


VI"No matarás".

Todo acto de injusticia que contribuya a abreviar la vida, el espíritu de odio y de venganza, o el abrigar cualquier pasión que se traduzca en hechos perjudiciales para nuestros semejantes o que nos lleve siquiera a desearles mal, pues "cualquiera que aborrece a su hermano, es homicida" (1 Juan 3:15), todo descuido egoísta que nos haga olvidar a los menesterosos y dolientes, toda satisfacción del apetito, o privación innecesaria, o labor excesiva que tienda a perjudicar la salud; todas estas cosas son, en mayor o menor grado, violaciones del sexto mandamiento.


VII"No fornicarás".

Este mandamiento no sólo prohíbe las acciones impuras, sino también los pensamientos y los deseos sensuales, y toda práctica que tienda a excitarlos. Exige pureza no sólo de la vida exterior, sino también de las intenciones secretas y en las emociones del corazón. Cristo, al enseñar cuán abarcante es la obligación de guardar la ley de Dios, declaró que los malos pensamientos y las miradas conscupiscientes son tan ciertamente pecados como el acto ilícito.


VIII"No hurtarás".

Esta prohibición incluye tanto los pecados públicos como los privados. El octavo mandamiento condena el robo de hombres y el tráfico de esclavos, y prohíbe las guerras de conquista. Condena el hurto y el robo. Exige estricta integridad en los más pormenores de los asuntos de la vida. prohíbe la excesiva ganancia en el comercio, y requiere el pago de las deudas y de salarios justos. Implica que toda tentativa de sacar provecho de la ignorancia, debilidad o desgracia de los demás, se anota como un fraude en los registros del cielo.


IX"No levantarás falso testimonio contra tu prójimo".

La mentira acerca de cualquier asunto, todo intento o propósito de engañar a nuestros prójimos, están incluidos en este mandamiento. La falsedad consiste en la intención de engañar. Mediante una mirada, un ademán, una expresión del semblante, se puede mentir tan eficazmente como si se usara palabras. Toda exageración intencionada, toda insinuación o palabras indirectas dichas con el fin de producir un concepto erróneo o exagerado, hasta la exposición de los hechos de manera que den una idea equivocada, todo esto es mentir. Este precepto prohíbe todo intento de dañar la reputación de nuestros semejantes por medio de tergiversaciones o suposiciones malintencionadas, mediante calumnias o chismes. Hasta la supresión intencional de la verdad, hecha con el fin de perjudicar a otros, es una violación del noveno mandamiento.


X"No codiciarás" la casa de tu prójimo: ni desearás su mujer, ni esclavo, ni esclava, ni buey, ni asno, ni cosa alguna de las que le pertenecen.

El décimo mandamiento ataca la raíz misma de todos los pecados, al prohibir el deseo egoísta, del cual nace el acto pecaminoso. El que, obedeciendo la ley de Dios, se abstiene de abrigar hasta el deseo pecaminoso de poseer lo que pertenece a otro, no será culpable de un mal acto contra sus semejantes.

Stephen Curry: “Soy un servidor de Dios”


Uno de los jugadores destacados de los Golden State Warriors, quienes se han proclamado campeones de la NBA tras derrotar en el sexto partido a los Cleveland Cavaliers, glorifica a Dios ante la victoria obtenida.
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Stephen Curry es uno de los jugadores jóvenes que más ha crecido en los últimos años. Esta temporada ha recibido el galardón individual más importante de la NBA, el de MVP (Most Valuable Player). Su equipo, los Golden State Warriors, han pasado de ser una franquicia de segundo nivel a ser los campeones.
El base de los Warriors recibió en abril el galardón que le corona como el mejor de los más de 500 jugadores que compiten en 30 equipos profesionales. Curry quedó primero tras la votación de los periodistas especializados, por delante de James Harden (Houston Rockets) y el llamado sucesor de Michael Jordan, Lebron James.
En la ceremonia de entrega del premio, Curry dijo ante los asistentes y los medios de comunicación:
“Antes que nada y en primer lugar quiero dar las gracias a mi Señor y salvador Jesucristo, por bendecirme con las aptitudes para jugar al baloncesto, por darme una familia que me apoya cada día. Soy un humilde servidor de Dios y no sabría cómo explicar cuán importante es mi fe en quién soy y cómo juego este deporte”.
El base de 27 años, que ha batido el récord de triples anotados en una temporada, con 286, dio un discurso emocional en el que fue especialmente agradecido con su esposa y su padre, que también había jugado en la NBA.
Curry explicó el gesto que repite constantemente sobre el parqué, durante los partidos. “Golpeo mi pecho y apunto al cielo, simboliza que tengo un corazón para Dios. Lo hago cada vez que salto a la pista, así recuerdo para quién juego”.
“La gente debe saber a quién represento y por qué soy como soy, soy así gracias a mi Señor y salvador”.
Curry tiene ahora su propia línea deportiva diseñada por una conocida marca deportiva. En sus deportivas destaca una referencia a su versículo favorito de la Biblia, Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece”.

Papa Francisco pide perdón por muerte de Juan Hus

De cara al 600 aniversario de la muerte de Juan Hus, antecesor de Martin Lutero y quien condenaba muchas de las prácticas del catolicismo, el papa Francisco dice que su fallecimiento hirió de gravedad a toda la Iglesia Católica y se debería pedir perdón por ello.
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En este marco, Francisco recibió a los representantes de la Iglesia Husita checoslava y de la Iglesia evangélica de los Hermanos Checos venidos a Roma para celebrar una liturgia de reconciliación con motivo del 600 aniversario de la muerte del reformador Jan Hus, ilustre predicador y rector de la Universidad de Praga, cuyo suplicio a manos de la Iglesia Católica tras el concilio de Constanza fue ya lamentado por Juan Pablo II en 1999, que lo incluyó entre los reformadores de la Iglesia.
“A la luz de esa consideración, es necesario continuar el estudio sobre la persona y la obra de Jan Hus, que ha sido durante mucho tiempo un tema de controversia entre los cristianos, mientras que hoy se ha convertido en un motivo para el diálogo. Esta investigación, llevada a cabo sin condicionamientos ideológicos, brindará un importante servicio a la verdad histórica, a todos los cristianos y a la sociedad, incluso más allá de las fronteras de su nación'”, indica Francisco.
Entre los presentes se encontraba también el historiador Jaroslav Šebek, que valoró así la postura de Francisco.
“Es más revolucionario que las palabras de Juan Pablo II el año 1999, cuando se disculpó por la muerte de Juan Hus. El hecho de que pida perdón es un avance mucho más radical. Muestra hacia dónde se ha movido la Iglesia en los últimos 25 años, desde 1989. Juan Hus ya no es percibido como un tema conflictivo, sino como un tema que puede reconciliar”, explica el historiador.
Para Francisco “la renovación de la Iglesia, que consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación es, sin duda, la base del movimiento hacia la unidad”.
“Hoy en día, en particular, la necesidad de una nueva evangelización de tantos hombres y mujeres que parecen indiferentes a la alegre noticia del Evangelio, hace improrrogable el deber de renovación de toda estructura eclesial, de forma que favorezca la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús ofrece su amistad Y la comunión visible entre los cristianos seguramente hará más creíble el anuncio”, agregó el líder católico.
“A lo largo de este camino aprendemos, por la gracia de Dios, a reconocernos unos a otros como amigos y a considerar las motivaciones de los demás bajo la mejor luz posible. En este sentido espero que se desarrollen lazos de amistad a nivel de las comunidades locales y de las parroquias. Con estos sentimientos me uno espiritualmente a la liturgia penitencial que celebraran aquí en Roma. Dios, rico de misericordia, nos conceda la gracia de reconocernos todos pecadores y de sabernos perdonar unos a otros”, finalizó el papa.
El sacerdote Jan Hus (1370-1415) fue de alguna forma un antecesor de Lutero, al intentar impulsar una reforma en la Iglesia Católica. Inspirado en John Wycliffe, quiso llevar la Biblia al pueblo y rechazó la estructura papal, descubriendo que Cristo es la verdadera cabeza de la Iglesia.
Además, criticó la venta de indulgencias, los excesos económicos de la Iglesia Católica y las divisiones que entonces se daban en el seno del mismo papado, con sedes en Roma y Avignon.
En el concilio de Constanza se le sentenció a la excomunión. Como se negó a dejar el ministerio, fue apresado y condenado por herejía, tras lo que el emperador le acusó de traición, por lo que murió quemado en la hoguera.
EL MANUAL DEL FABRICANTE

Para terminar un día y comenzar otro con las pilas puestas, la recomendación es consultar el manual de uso del ser humano: la Biblia. Ya que Dios nos envió al mundo con un libro guía para que tengamos una vida en abundancia. 
¡Cuántos errores se podrían evitar si tuviéramos en cuenta que la Biblia es nuestro manual de uso! El salmista fue sabio al expresar “Tu palabra es una lámpara a mis pies, es una luz en mi sendero”. Salmo 119:105. ¿Somos nosotros sabios? ¿Podremos decir que la Palabra de Dios es una luz en nuestro camino?... Si alguna vez piensas ir a una isla desierta y solo puedes llevarte un libro, entonces, ese libro es la Biblia. Si bien El manual de supervivencia del náufrago en una isla obviamente constituiría una importante tentación, la mejor elección serán las instrucciones de quien te creó que sobrepasa a la sabiduría de un naufragó sobreviviente.
La Biblia es la palabra de Dios para nosotros. En ella leemos acerca de quién es Dios, lo que ha hecho en el mundo y cómo podemos estar en una relación con Él. Nos dice cosas acerca de Dios que de otro modo no nos sería posible saber, y sin ella nunca llegaríamos a conocerlo. Podemos recurrir a ella cada día para encontrar la dirección a nuestro andar. En la Biblia podemos encontrar un consejo para toda situación o circunstancia que debamos enfrentar. (Salmo 119:33-40).
Diversidad en la unidad literaria
Llama la atención a los ojos curiosos, que siendo la Biblia una pequeña biblioteca llena de sabiduría, escrita a través de los siglos de historia de la humanidad, conserve un hilo conductor tal que haga que hombres que vivieron en diferentes épocas fueran inspirados de tal modo que la coherencia literaria no se pierda. También asombra que los hechos narrados en ella se confirmen después de millones de años como hechos que realmente ocurrieron. No es tomada como prueba científica, sin embargo una y otra vez el hombre de ciencia debe reconocer que detrás de cada detalle en el universo hay un ser superior que diseñó un maravilloso lugar para que habitemos, administremos y disfrutemos.
Ese “ser superior” no es otro que el Alto y Sublime, el Creador de los cielos y la tierra. Sin embargo, ante la negación del hombre de la veracidad bíblica, el apóstol Pedro deja en claro que las Escrituras fueron inspiradas por Dios y advierte que: Ante todo tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo. 1 Pedro 1:20-21.
Vale recordar que la Biblia no es simplemente un libro que adorna nuestras mesas de noche, o que ocupa un lugar en los estantes de la sala.
La Biblia es mucho más que una biblioteca móvil y portable. Es nuestro manual de uso, el que el fabricante adjuntó para que sea consultado ante cualquier duda, defecto o falla del hombre. De la misma manera que se debe consultar para poder darle a la vida la mejor utilidad, que reditúe en la plenitud que tanto busca la sociedad de hoy.